Carta Abierta a Bill Gates:

6 Mar

Por Argelia Montenegro

CARTA ABIERTA A BILL GATES:

Para situarnos en el tema, permítame citarle textualmente un extracto de la entrevista que usted concedió al periódico español El País el 22 de febrero de 2012:

Pregunta: En España nos encontramos con muchos jóvenes muy cualificados que afrontan su futuro sin trabajo, sin esperanza, sin oportunidades. Como modelo de hombre hecho a sí mismo, ¿qué mensaje les transmitiría?, ¿dónde están las respuestas?

Respuesta: Es muy extraño. ¿Por qué no han bajado aquí los sueldos? Si tienes una fábrica que produce carbón y nadie lo compra está claro que el precio de tu carbón es demasiado alto y hay que bajarlo. Tienes toda esa mano de obra disponible, pero hay algo muy raro en que el precio no se ajuste para permitir a otros países instalarse aquí,(…)

Me gustaría facilitarle algunos datos que le permitan tener una visión más objetiva y completa de la realidad social y económica de nuestro país.

El salario mínimo interprofesional de España es de unos escasísimos 641,40 €, cantidad absolutamente insuficiente para que un ciudadano desarrolle una vida en mínimas condiciones de bienestar. Tenga en cuenta que el precio medio de la cesta de la compra es de 447,50 € mensuales, a lo que tendríamos que sumar otra clase de gastos básicos como la vivienda o el transporte.

Además le informo que desafortunadamente en España ya existen fórmulas legales de contratación que permiten a las empresas pagar a los jóvenes (personas entre los 16 y los 30 años) por debajo del salario mínimo interprofesional y ,en tal sentido, le invito a que consulte el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 11 de febrero de 2012.

Desde mi punto de vista es, a todas luces, inmoral que la segunda persona más rica del mundo según el último informe Forbes se pronuncie en estos términos, y que vea en la bajada de sueldo una solución para la juventud de un país.

No parece ético que desde su cómoda vida de millonario aconseje que se empeoren las condiciones de vida de las personas, basándose en una injusta perspectiva económica que trata a los seres humanos como costes de producción al mismo nivel que máquinas o herramientas, o (tomando prestadas sus declaraciones) tratando por igual a las personas y al carbón.

Ya va siendo hora de que nos apartemos de esos planteamientos en los que prima la economía sobre las personas y demos un giro hacia una forma más humana de vivir, organizarnos y relacionarnos. Cambiemos los parámetros básicos que guían nuestro sistema, que sólo entiende de rentabilidad monetaria despreciando fundamentos elementales como el respeto a la vida digna. Como líder de opinión que usted es, le invito a que sea socialmente responsable en sus declaraciones y apueste por valores más acordes con el respeto a la dignidad humana, la cooperación (que no la competencia), la solidaridad y el trabajo en conjunto para la construcción de una sociedad más justa y que garantice a todos y cada uno de los seres humanos una vida en condiciones de bienestar.

Y actúe como la persona inteligente que ha demostrado ser, favoreciendo el pago justo de salarios que permitan el progreso de la sociedad en su conjunto, el desarrollo de talentos y las condiciones de vida dignas.

No queramos convertir la organización económica en una despiadada subasta a la baja, en la que la desesperación y las necesidades de las personas las obliguen a someterse a condiciones indeseables.

Ofrezca empleos dignos a esos jóvenes (españoles y del resto del mundo) y, por favor, no pida que abaraten sus salarios y empobrezcan sus vidas.

Por todo lo anterior le SOLICITO que realice una ACLARACIÓN PÚBLICA sobre sus declaraciones en las que explique que EN NINGÚN CASO LA BAJADA DE SUELDOS DE LOS JÓVENES TRABAJADORES ES UNA PRÁCTICA ÉTICA YA QUE CONLLEVA EL EMPOBRECIMIENTO DE UNA SOCIEDAD Y LES CONDUCE A UNA DESESPERADA SITUACIÓN DE NECESIDAD Y MISERIA.

Muchas gracias por su atención y espero actúe en tal sentido.

¡COBREMOS UN CANON POR TODO!

2 Mar

Dr.H

¡COBREMOS UN CANON POR TODO: así todos viviremos bien y nadie trabajará nunca más!

Parece que el tema del canon digital nunca iba a pasar de moda hasta que llegó la Ley Sinde, ahora renombrada como Sinde-Wert. Casi lloro viendo como una Socialista y un Pepero unen sus nombres en una propuesta que no va a conseguir sino crear más diferencias entre autores y consumidores, amén de otros sueldazos como el que se está embolsando el Sr. Teddy Bautista… que ahora exige 1,8 millones de euros a la SGAE. Por cierto… ¿alguien se acuerda ya de este escándalo?

Bueno dejemos a la SGAE en paz porque quiero volver al tema del canon digital ya que me suscita una serie de ideas por las cuales todos podríamos exigir un canon por derechos de creación. Se supone que al comprar un DVD virgen me cobran un canon digital por si acaso pretendo apropiarme indebidamente de la música o filmación de un “artista”.

Pues bien, siguiendo esta premisa, para mí el Sr. Ferrán Adriá que es un artista de la cocina reconocido internacionalmente, podría patentar sus recetas y así cobrar un canon por cada vez que compremos un producto en el supermercado.

De esta manera, cuando llene mi carro de la compra con, por ejemplo, un cartón de leche de 1 L., deberé pagar un “Canon Gastronómico” por si acaso se me ocurre copiarle la Bechamel al Sr. Adriá.

Y claro… como seas aficionado a la pintura ni te cuento… porque pueden cobrarte un “Canon Pictórico” cuando compres un pincel o pintura por si se te pasa por la cabeza pintarte un Rembrandt para el salón de tu casa.

Pero la cosa puede complicarse si vamos a arreglar un desconchado de la pared de nuestra casa y necesitamos algo de cemento, pintura o masilla ya que podemos encontrarnos con que debemos pagar dos tipos de canon: uno “escultórico” por si se nos ocurre emular a Barceló recreando la cúpula de la ONU en el recibidor; y otro “arquitectónico” por si tengo la genial idea de emular a Calatrava construyendo una miniatura del Puente del Alamillo en mi jardín.

De esta manera… creemos todos un “algo” y patentémoslo y vivamos de ellos toda la vida… de esta manera crearemos un mundo en el que nadie tenga la necesidad de trabajar sino “una vez en la vida”.

En fin, que el arte es arte pero lo que no se puede pretender es vivir siempre de lo mismo… a eso le llamo yo ser un caradura, y eso es lo que me están demostrando la mayoría de artistas consagrados de la música. Por mí les invitaría a abandonar la red y que se vayan con su música a otra parte. Cuatro “artistuchos pelagatos”, que además siempre son los mismos y son los que cobran, no tienen ningún derecho a decidir sobre como se difunde la música y los contenidos audiovisuales por Internet.

La mayoría de artistas no cobran un duro por derechos de autor y alaban las bondades de la red como medio de difusión para darse a conocer. Mientras, los de siempre miran hacia otro lado cuando la SGAE pretende cobrarle a cualquiera por poner música en su establecimiento…

Mejor crearan nuevas canciones y se reciclaran en vez de vivir del cuento. Siempre han ido de sociales y reivindicando más ayudas para los artistas y ahora pretenden cerrar las puertas a un medio en el que cualquiera pueda promocionar su música sin realizar grandes inversiones.

En realidad tienen miedo a eso…  a dejar de ser los 4 de siempre y que les toque un pedazo más pequeño del pastel…

Hipócritas…

Ponte en mi Lugar

17 Ene

Guille García

Se dice que andaban Don Alfredo Pérez Rubalcaba y Don Mariano Rajoy, pues cuentan las lenguas viperinas que se llevan bien, compartiendo un merecido tentempié en una de las Tascas aledañas al Congreso tras una exhausta jornada de debate de investidura. “¡Paco! ¡Otra de calamares!”  vociferaba Don Alfredo entre vasos de cañas vacías.

En una más que distendida discusión, lejos de la beligerancia que se les exige desde el atril, ambos se justificaban y se lamentaban con tono victimista y autocondescendiente: “Si es que con José Luis dirigiendo el cotarro no había forma… Si me hubiesen dejado a mí… La coyuntura Mariano, la coyuntura.” – “Venga Alfredete,  no me vengas con milongas, qué más quisiera estar yo en tu lugar. Ahora me toca a mí arreglar todo este desbarajuste y lidiar con la Merkel, el Sarkozy, los del sindicato, los de la patronal, los mercados y la puta “prima” que los parió a todos. Y no sé ni por donde empezar. Si es que me meto en unos “fregaos”…”

Quiso la casualidad que la Bruja Lola, afamada y respetada hechicera de prestigio internacional y diestra en artes oscuras y no tan oscuras, se hallase un par de mesas más atrás prestando disimulada atención a la conversación. Conocida también en los círculos esotéricos por su tronchante  sentido del humor, a Lola le sobrevino una divertida ocurrencia que no tardó en poner en práctica, no sin antes dar buena cuenta de su carajillo de Brandy. Así pues, contuvo el aliento, alzó los brazos, y finalmente pronunció las enigmáticas palabras que obrarían el hechizo: “¡Tan disguhtaos que están Don Arfredo y Mariano, cambiarán de casaca por la mañana temprano! ¡O dos velas negras leh via poné a ca uno como un piano!” Cuatro cañas, dos raciones de jamón y una de calamares más tarde, salieron ambos ilustres políticos destino a sus hogares y ajenos al conjuro del que habían sido objeto.

A la mañana siguiente madrugaban en casi perfecta sincronía Rajoy y Rubalcaba; calzándose las zapatillas y somnolientos, enfilaban hacia el  baño el comienzo de un nuevo y agotador día. “El país está patas arriba y queda mucho por hacer”, pensaba Mariano al tiempo que se rascaba la barba. “Debo hacer una oposición constructiva que no está el horno para bollos”, se autoconvencía  Alfredo.

Notaba Mariano las gafas mal graduadas, veía borroso y le dolía la vista. Extrañado, se llevó la mano a la cabeza en instintivo ademán cuando, horrorizado,  la descubrió tan pelada como una bola de billar. Se sintió más ligero de lo habitual y también más bajito, algo de lo que no se había percatado hasta ese justo instante. Atónito, se descubrió las gafas y vio, mucho más nítidamente que con ellas, que el rostro que reflejaba el espejo no era el suyo, sino el de su mayor rival político y actual jefe de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba. Miró a su alrededor y comprobó que, efectivamente, ni siquiera se hallaba en su baño; aquél no era su espejo, ni aquéllos sus utensilios de aseo. No pudo entonces más que proferir tremendo alarido ante tan siniestra revelación y permanecer inmóvil, petrificado, allí mismo durante no pocos minutos.

Se había repuesto del susto inicial mucho más rápido Don Alfredo, quién, de forma simultánea, había experimentado idéntica escena y se había descubierto atrapado en el cuerpo de Mariano. Aquello de volver a tener pelo le hacia cierta ilusión, y además estuvo divirtiéndose un buen rato tratando de pronunciar correctamente aquella “S” que tantas mofas le habían procurado siempre al legítimo dueño de su nueva fachada. Se hallaba precisamente Alfredo en tan fútil tarea cuando comprendió la verdadera dimensión de la oportunidad que se le había presentando ante si. Arqueó las cejas como a quién le vino la luz repentinamente, cesó toda actividad, todo movimiento, y centró todo su pensamiento en calcular cómo aprovechar la inusual circunstancia. Utilizaría a Mariano para llevar a cabo todas aquellas políticas que hubiese puesto en marcha de haber ganado las elecciones, y lo mejor es que lo haría bajo el manto Popular, lo que además socavaría notablemente la credibilidad de su adversario político; iría incluso más allá anunciando medidas diametralmente opuestas a las expuestas en su programa político. De hecho, la idea era tan brillante que apenas podía creer que aquello estuviese ocurriendo.

Con Mariano subiendo los impuestos, otorgando continuidad a medidas como la Ley Sinde o el Impuesto sobre el Patrimonio, manteniendo empresas públicas deficitarias, siendo indulgente con las Autonomías y apoyando ahora la Tasa Tobin, por un lado; y con Rubalcaba denunciando sin rubor alguno el acoso a las clases medias y a los ahorradores, por otro; no se me ocurre otro argumento más coherente para explicar el “sin sentido” político de los primeros pasos de Rajoy en la Moncloa. Una desafortunada prolongación de las negligentes políticas socialistas, un  duro gancho de “izquierda” en la mandíbula de quienes votaron justamente contra esas políticas y, sobretodo, mucha mucha pólvora para quienes nunca creyeron que el nuevo Gobierno fuese hacer algo demasiado distinto al anterior. Y  es quizás esto último, amigo Mariano, el tener que darle la razón a todas esas personas, lo que menos pueda perdonarte.

Quiero terminar esta entrada con una cita célebre. Decía Sir Francis Bacon que “no hay cosa que más daño haga a una nación que la gente astuta pase por inteligente;” y en España, por desgracia, parece que hay más de lo primero que de lo segundo.

Curb Your Enthusiasm

17 Oct

Guille García

Vivimos en un mundo idiotizado; un mundo que trata de ocultar sus defectos tras una absurda cortina de supuestos buenos modales bautizada como “lo políticamente correcto”,  y que no entiende que uno de sus grandes problemas es precisamente su incapacidad de llamar a las cosas por su nombre.

En España no hay recortes, sino  “reorientaciones” del gasto público; no hay crisis, sino una “desaceleración transitoria” de la economía; nuestras calles ahora las barren “técnicos en la recogida de residuos”; Montera es la calle de las “azafatas de cama” y a los ladrones vamos a llamarles “amigos de lo ajeno”, no vaya a ser que se me ofenda algún miembro o “miembra” de este respetable colectivo.

Pues bien, Curb Your Enthusiasm es un oasis de irreverencia  dentro de esta corriente de imbecilidad que se ha propagado como una puta gripe en la sociedad, es una patada en los huevos a los convencionalistas y sus estúpidos principios de decoro.

Larry David es un afamado guionista que ha conseguido éxito y fortuna con la mítica sitcom de los 90, Seinfield. Su día a día transcurre con normalidad en Los Ángeles hasta que debe enfrentarse a todas esas pequeñas y molestas situaciones rutinarias a las que todos nos enfrentamos prácticamente desde que nos levantamos y que por lo general obviamos: un camarero borde, el caradura que se cuela en el supermercado,  el tipo que ocupa dos plazas de aparcamiento…  Larry las confronta de la peor (¿o mejor?) forma posible, sin miramientos ni pelos en la lengua.  Además, a menudo se ve obligado a asistir a eventos de sociedad en los que se siente incómodo por su incapacidad a atenerse a las normas sociales “no escritas”, y que le ponen en un aprieto continuo.

Si bien su falta de tacto ponen en duda la legitimidad de sus actos, todos deberíamos ser un poco como Larry David, éste sería un mundo más honesto y quizás los caraduras una especie en extinción.  Larry David le diría a Agatha Ruíz de la Prada que sus colecciones son dañinas para la retina y que sabe de diseño lo que Gadafi de derechos humanos; a Guardiola que el rollo humilde le funciona bien pero que a él no le engaña; a Michael O’Leary que Charleroi no es Bruselas y Beauvais no es París; y con ZP no saldría de su asombro al comprobar que ha ganado unas elecciones nacionales en dos ocasiones cuando no tiene capacidad ni para ser delegado de clase en una escuela infantil; probablemente le preguntaría  por el truco.

Obviamente, Curb Your Enthusiasm no es para todos los paladares,  especialmente si sufres de vergüenza ajena con facilidad, el nivel de acidez de su humor es alto, solo superado por el de Sasha Baron Cohen o el de un tal Louie CK al que he descubierto recientemente. Además posee una estética deliberadamente casera que la aproxima a los límites de la telerealidad y que puede provocar rechazo como primera impresión. No obstante, llevar el sello de la HBO y acumular  más de 30 nominaciones a los Emmy desde el 2002 deberían ser suficientes garantías para que te decidas a poner a Larry David en tu vida. Eso sí, por favor, siempre en V.O.

Crónica de Beirut en Bruselas

22 Sep

Guille García

Son determinadas zonas de Europa del Este lugares con una profunda y extensa tradición musical, donde saber tocar un instrumento es prácticamente obligatorio, y es por tanto su folklore un filón creativo con un potencial enorme. Y es esa particularidad de la cultura balcánica algo que no pasó por alto Zach Condon en su viaje iniciático por aquellos territorios, un tipo que debió nacer con un instrumento debajo del brazo.

Asistir a un concierto de Beirut es asistir al espectáculo de un genio. Un recorrido de casi dos horas de duración a través de sus tres álbumes de estudio, con parada en casi todas las estaciones del trayecto y ofreciéndonos un paisaje  a través de la ventanilla de los lugares del mundo que inspiran su música. Un viaje a través de los balcanes, de la boheme parisina y sus acordeones (su música encajaría a la perfección como BSO de cualquier film de Jean-Pierre Jeunet) y de su Nuevo México natal. Zach une con maestría todos esos sonidos, les da un empaque pop preciosista y del todo accesible para cualquiera con una mínima sensibilidad musical y los complementa con la elegancia y la dulzura de su voz, dando lugar a maravillosas melodías inundadas de infinitos matices sonoros.

Zach Condon es el hombre detrás de Beirut pero no está sólo, le acompañan un buen grupo de músicos en el que todos dominan a la perfección varios instrumentos que van intercambiando según lo requiere el playlist, muy  al estilo Arcade Fire aunque sin llegar a la complejidad de éstos: ukeleles, contrabajos, trompetas, trombones, trompas, tubas, pianos, xilófonos… todo un repertorio instrumental que convirtieron la sala Ancienne Belgique en un lugar mágico a pesar de un escenario de lo mas sobrio y de un público frío (aunque muy heterogéneo) que solo mostró tener algo de sangre en las venas a partir del ya clásico Nantes.

A Beirut debimos verlos este verano en el Superbock de Lisboa, pero por motivos que no relataré aquí (algún día escribiré la crónica del festival y me desahogaré a gusto) apenas alcanzamos a ver  unas 4 canciones desde una explanada polvorienta a varias decenas de metros de distancia. Así que en Bruselas además de colmar un capricho personal pendiente con la banda, fue también una nueva ocasión para constatar que los grandes perfumes mejor en frascos pequeños; se disfrutan mucho más.

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La Pantomima de Europa

12 Sep

Guille García.

El capitalismo es ese sistema u orden social por el cuál entes individuales o colectivos son capaces de olvidar viejas rencillas por alcanzar un objetivo común, ése que comúnmente conocemos como ganar “pasta”.

Es por esa razón que naciones históricamente enemigas que  han estado haciéndose la puñeta  durante siglos deciden de la noche a la mañana convertirse en una gran familia feliz. Bueno, por eso y porque a un señor llamado Schuman se le ocurre que una buena forma de evitar futuros conflictos es crear intereses comunes entre los distintas partes. Bajo estas premisas nace en 1951 lo que  se considera el germen de la Unión tal y como la conocemos hoy en día: la Comunidad Europea del Acero y el Carbón.  Así que si mañana Inglaterra y Francia deciden  retomar antiguas desavenencias, lo van a tener jodido para fabricarse sus armas teniendo en cuenta que ambos comparten la industria de la principal materia prima para producirlas.

Toda esta teoría está muy bien,  y no voy a aburrir ni a extenderme en historia de Europa. Pero la teoría, escrita sobre un papel, como en tantas otras ocasiones,  acostumbra a ignorar factores importantes y de carácter habitualmente humano que acaban por restarle pragmatismo.  Y aquí el inconveniente no es otro que el hecho de que los europeos por norma general… pues hombre, no nos aguantamos demasiado.

Los alemanes no soportan la ligereza y la supuesta falta de seriedad con la que los españoles nos tomamos nuestros asuntos,  a los ingleses no les gusta la rigidez alemana,  a los franceses… bueno, a los franceses no les gusta nadie,  y nosotros tampoco es que sintamos una particular devoción por ninguno de ellos. Obviamente, todo está basado en estereotipos, alimentados en su mayoría por la ignorancia de quien jamás salió de su pueblo, pero aunque nos pese, los estereotipos contienen un peligroso porcentaje de realidad con el que tenemos que lidiar los que no nos ajustamos (o creemos no ajustarnos) a ellos.

Prejuicios internacionales aparte, la realidad es que a esta romántica idea de una Europa unida no le ha ido nada mal mientras las cosas funcionaban para todos, y la adhesión a su estructura de países como el nuestro supuso el punto de partida hacia su modernización definitiva a través de fondos de cohesión de los que aún hoy seguimos beneficiándonos; por mucho que todas estas ayudas distasen de estar motivadas por el mero altruismo y una total y desinteresada solidaridad hacia los más débiles “hermanos europeos” (lógicamente, por otra parte)

Mientras las cosas van bien,  nos mostramos mucho más ecuánimes para con nuestros vecinos, y molesta menos oírles hablar en nuestros bares de lo mal que funciona aquí todo y de la excelencia de los servicios en sus países mientras se fundan 100 euros en cañas para acabar durmiendo la mona en alguno  de nuestros hoteles; muchos incluso hasta les darán la razón.  También para nuestros “hermanos europeos”, las taras de nuestro sistema  se convierten en un impedimento menor cuando se trata de beneficiarse de otra de las grandes ventajas de la Unión como es la libre circulación de personas, y que ha fomentado la migración de ciudadanos comunitarios,  dando lugar a que la población extranjera de localidades costeras como Mijas o Calpe superen el 35%, o a que miles de franceses crucen a diario los pirineos para abarrotar los prostíbulos fronterizos, o a que portugueses hagan lo propio para llenar los tanques de sus vehículos con un carburante aquí menos gravado, o a que miles de europeos en general vuelen hacia nuestras ciudades con el fin de hacer uso de nuestro sistema sanitario gratuito…

Pero la historia es bien distinta cuando llegan los momentos difíciles. Es entonces cuando regresan los estigmas del pasado.  Es entonces cuando los agricultores franceses asaltan a camioneros españoles y sabotean sus mercancías;  es entonces cuando los alemanes en su inmensa egolatría difaman sin consecuencia alguna a nuestros pepinos; cuando los griegos no merecen ser rescatados por su enorme incompetencia y por falsear sus cuentas, por mucho que inventasen la democracia; cuando tampoco te puedes fiar mucho de unos tipos que votan a un mujeriego homófobo relacionado con la mafia; cuando las ultraderechas del norte de Europa se consolidan porque sus ciudadanos se preguntan por qué carajo deben pagar ellos la corrupción institucional de países con los que apenas tienen nada que ver…

Y ahora Merkel se erige, cual Cid campeadora de la economía, como la salvadora que traerá paz y estabilidad de nuevo a la eurozona, como si le quedara otro remedio a sabiendas de las consecuencias que tendría para todos una eventual quiebra del sistema financiero griego. Y las conferencias, cumbres, reuniones, etc. se suceden por toda Europa con el único fin de encontrar medidas eficaces a esta cada vez más desoladora situación. Y uno se pregunta si no sería una buena medida, en estos tiempos de alta tecnología, que se reuniesen por videoconferencia y dejasen de una maldita vez de despilfarrar nuestro dinero en vuelos en primera clase, hoteles, coches oficiales, edificios institucionales…

Y mientras, a los griegos no les quedará otra que hipotecar hasta la última piedra del Partenón, porque aquí en Europa de cara a la galería seremos todos hermanos y entonaremos felices y mano en pecho la novena sinfonía de Beethoven, pero no nos engañemos, que nadie da duros a pesetas y mucho menos, bancos y especuladores. Se me ocurre que igual también podrían buscarse un patrocinador,  que además está muy de moda, como la liga de fútbol BBVA, la Barclays Premier o el Fib Heineken; no se, igual podrían pasar a llamarse República Helénica de la Coca-Cola o La Hemoal República de Grecia, por el dolor de culo que le está causando a más de uno esta puta crisis.

En definitiva, no es éste un discurso antieuropeísta aunque pueda parecerlo,  sino más bien una reflexión sobre las consecuencias  de las uniones nacidas del interés y  sin una base  firme que las sostenga; porque si españoles y franceses nunca vamos a terminar de llevarnos bien por unas cosas o por otras, ya me diréis que tienen que ver un finlandés con un portugués o un estonio con un luxemburgués, y sin embargo los platos rotos de unos los pagan los otros. Y ahora países como Islandia (país capaz de juzgar a sus líderes por incompetencia, ¡bravo!) o Turquía esperan pacientes su futura adhesión. Y uno vuelve a preguntarse si no sería mucho más coherente de momento centrar esfuerzos en fortificar los lazos existentes entre quienes ya pertenecemos, o en pensar en políticas más solidarias en las que un rescate (liberación de un peligro según el diccionario) no implique hundir en la miseria durante una década a una nación entera.

El once ése.

9 Sep

Clara Martínez

Hoy no es once de septiembre, pero me la pela. Total, llevamos justo ese número de años (joder, qué casualidad, ¿no? ¿Qué profecía tontopollista se estará cumpliendo para que el día y el año coincidan? Le ordenaré ahora mismo a Jeffrey que prepare mi aeronave espacial, vaya a ser que cuando salga de casa me aplaste y esparza los sesos un gigante pedrolo del templo de Téotl) infectados con la paranoia terrorista estadounidense.

Ahora resulta que hay nuevas amenazas. Madonna está segurísima de ello, tiene fuentes en el Pentágono y en la propia choza donde se asesinó a Bin Laden. Tres individuos con muy mala pinta, tan mala que destacaría hasta en Estados Jodidos, entraron en el país en agosto, mes que con toda seguridad está marcado en el calendario de una antiquísima y sumergida civilización como el propio para la entrada de personas con malas intenciones en un país inocente que sólo quiere el bien para todos. Pero estad tranquilos, neoyorquinxs y washingtonianxs, que Bloomberg va a coger el metro todas las mañanas, claro que sí. Un segundo, que me descojono.

Francamente, toda esta zapatiesta despierta sospechas. No, no me estoy dejando guiar por sensacionalismos del tipo Zeitgeist, que no dejan de ser visiones muy interesantes de la realidad, ésa con tantas caras. Aparte de la ingente cantidad de incongruencias que muestra ese documental con respecto al famoso atentado, como las detonaciones previas al choque del avión, esos pilares maestros de acero derretidos.. ¿Sabéis cuántos grados Celsius hacen falta para derretir el acero? 1700. Seguro que había muchas cosas tanto en el avión como en el edificio que podían fundir esas vigas. Nadie se cree, ni harto de vino de mesa Don Simón, que la caída del edificio WTC 7 fuera causada por incendios. ¿De dónde coño nacen? ¿Qué los ha provocado? Comparad una demolición controlada y una accidental y buscad las 7 diferencias.  Hasta hubo farsantes haciéndose pasar por supervivientes de la tragedia (española tenía que ser, la nena: http://www.elpais.com/articulo/espana/impostora/11-S/llama/Alicia/elpepuesp/20070929elpepunac_3/Tes). No estoy diciendo que se lo hayan inventado todo, pero pongámonos las gafas críticas a la hora de ver/leer la información que nos llega. Que por cierto, es la que ellos quieren que tengamos.

Ahora vivo con miedo de que Mohamed Atta venga y me ponga a pilotar el avión de pasado mañana. No os extrañéis si desaparezco.

The Drums

1 Sep
Guille García
Sobre The Drums he leído un poco de todo, que si son simples, que si son un pastiche, una amalgama de influencias poperas de los 80… Y lo cierto es que, más allá de la objetividad de estos análisis, a la crítica (especializada o no) en general le suele ocurrir que no perdonan el éxito desmedido de un Hit que pueda situar a la banda fuera de los círculos indies. Por decirlo de otro modo, si un grupo suena en radiofórmulas y sirve de banda sonora a un spot de televisión ya no es digno de nuestra atención; y en este sentido, The Drums, víctima del arrollador Let´s Go Surfing, es un buen ejemplo. La consecuencia más inmediata a esta conducta (a la cuál debo reconocer que me he sumado en no pocas ocasiones) es el inevitable menosprecio al resto del repertorio  de la banda, lo que es una pena teniendo en cuenta que dicho Hit no es ni de lejos su mejor tema; y ahí están Skippin’ Town, Forever and Ever, o I’ll Never Drop My Sword para dar fe.
Basándome en criterios estrictamente emocionales, para mí  The Drums suena a nostalgia estival, a primeros amores de verano, a recuerdos en 8 mm, a LongBoard en las playas de California, a baile de graduación…  Y si bien es cierto que con su segundo álbum parecen querer tomar un camino distinto, siguen conservando ese aura de «buenrollismo» que envuelve cada una de sus melodías; sencillas y pueriles pero terriblemente pegadizas y divertidas.
Esta noche la banda de Jonathan Pierce presenta Portamento en el CircoPrice de Madrid. Será cuestión de comprobar  si es capaz de transmitir en directo tan evocadoras sensaciones, pero sin duda para el que escribe, las expectativas son altas y acudirá al evento ataviado con manguitos, no vaya a ser que le sorprenda alguna ola traicionera.